En el jardín de la vida, cada flor como Jaime Figueroa Tocornal ha dejado su huella única y hermosa. Que su memoria nos inspire a cultivar nuestras propias flores de amor, humildad y serenidad, recordando que, aunque las flores se marchiten, la belleza de su esencia perdura para siempre en el jardín del alma. Que su legado sea la semilla de la esperanza que nos impulse a continuar regando los sueños con la lluvia del cariño y la luz de la esperanza, recordando siempre que el amor es la raíz que nutre nuestra existencia.
Generación 87' Colegio Los Andes