En la eternidad de su recuerdo, florece la semilla de la esperanza: cada paso es un nuevo camino hacia la luz, cada latido es un canto de amor hacia el universo. Que la serenidad de su memoria guíe nuestros pasos con humildad, recordándonos que en cada amanecer hay un abrazo del destino y en cada anochecer una canción de gratitud. Que su legado nos enseñe a valorar cada instante como un regalo divino, y que su luz brille en nuestras almas, recordándonos que en el amor verdadero encontramos la fuerza para seguir adelante.
Francisco Ignacio Ossa Bulnes