Que la luz del amor que Alberto Calderón Crispín compartió continúe guiándonos en nuestros momentos oscuros, recordándonos el coraje que nos habita para superar adversidades. Que su legado de resiliencia nos inspire a abrazar cada desafío con valentía y determinación. Cultivemos la gratitud por los momentos compartidos y encontremos paz en la certeza de que su espíritu perdura en cada acto de bondad. Sigamos adelante con fe en nuestros corazones, sabiendo que el amor es eterno y que siempre habrá esperanza en el horizonte.
Generación 1978 The Grange School