Que el amor de Alberto Calderón Crispín ilumine nuestros corazones con coraje y resiliencia, recordándonos que la gratitud y la paz son los pilares para seguir adelante. En su memoria, abracemos cada día con valentía y esperanza, honrando su legado de bondad y generosidad. Que su luz nos guíe en los momentos oscuros, recordándonos que la vida es un regalo precioso que merece ser vivido con amor y compasión. Que su espíritu nos inspire a ser mejores personas y a sembrar semillas de esperanza donde quiera que vayamos.
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