En memoria de Alberto Calderón Crispín, recordemos su legado de amor genuino y coraje inquebrantable. Que nuestra resiliencia se fortalezca cada día, nutrida por la gratitud por cada pequeño milagro de la vida. En medio de la tristeza, busquemos la paz en nuestros corazones, sabiendo que su luz brilla en cada amanecer. Sigamos adelante con el alma llena de esperanza, dispuestos a abrazar nuevas oportunidades y a compartir bondad con el mundo. Que su recuerdo nos inspire a vivir con pasión y compasión, generando un legado de amor eterno.
Acompañamos y le deseamos mucha fuerza a nuestros queridos Patricia, Andrés, Lázaro, Michel y Verónica.Ana Levit de Rosenberg Familia Rosenberg Salamovich