En memoria de Alberto Calderón Crispín, que su amor y coraje nos inspiren a abrazar la vida con gratitud y resiliencia. Que en cada desafío encontremos fuerza y en cada caída, la determinación de levantarnos. Recordemos su legado de paz y esperanza, y sepamos que cada día es una oportunidad para amar, crecer y ser luz en medio de la oscuridad. Que su memoria sea un recordatorio de que, aunque la vida sea efímera, el amor y la esperanza perduran eternamente en los corazones de aquellos que lo reciben y lo comparten.
Acompañamos a doña Patricia y a sus hijos en este difícil momento.Familia Uribe Ureta